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Somos dueños de nuestro destino

Somos dueños de nuestro destino

Historias sobre conseguir lo imposible

Hoy te traemos historias para motivarte a que todo es posible si nos ponemos manos a la obra. Mi madre suele decir que todo es cuestión de ponerse. A veces lo único que hay que hacer para conseguir algo es empezar.

La barrera de los 10 segundos

En el ámbito del atletismo, existe un claro ejemplo de superar los imposibles. En los 100m lisos, existía una barrera insuperable en los 10 segundos. Nunca ningún atleta había conseguido romper esta barrera hasta 1968, cuando Jim Hines fue el primer corredor en batirla.
Te sorprenderá saber que desde Jim, se ha convertido en algo normal que la mayoría de los corredores bajen de esta marca (ha habido 136 atletas que la hayan superado).

Caminante no hay camino

Todos los días para ir al colegio Carlos cruzaba por el mismo parque, le gustaba seguir el camino de tierra recorriendo sus curvas que tantas veces había recorrido antes. Caminaba perdido en sus pensamientos imaginando como sus pies compartían las pisadas con todos los transeúntes que atravesaban aquel parque a diario y le gustaba imaginar qué otras personas habrían recorrido ese camino antes que él.
Un día cuando Carlos se dirigía al colegio se sorprendió al descubrir que estaban cambiando el parque y que el camino que tantas veces había recorrido antes ya no estaba ahí. Miró al fondo del parque de tierra buscando la puerta por la que debía salir y se sorprendió al ver que podía ir en una línea recta tardando mucho menos de lo que solía tardar en ir al colegio.

Deja de hacer el mono

Unos científicos encerraron a un grupo de cuatro monos en una habitación. En esta habitación se encontraba en el medio una escalera en cuya cima había una mano de plátanos.
Al poco de introducir los monos en la habitación uno de ellos subió la escalera para comerse los deliciosos plátanos, en el momento en que alcanzó el manjar los científicos rociaron a los otros tres monos con agua fría, los cuales enfurecidos hicieron bajar al mono de la escalera.
Tras este experimento los científicos procedieron a reponer los plátanos y cambiar a uno de los monos por uno nuevo. Cuando este nuevo mono intentó subir a la escalera para alcanzar los plátanos el resto le golpearon para impedir que lo hiciera, después de un par de intentos el mono desistió. Al ver el resultado los científicos procedieron a cambiar otro de los monos «originales» por uno nuevo.
El mono nuevo, al ver los plátanos se precipitó a cogerlos y al hacerlo el resto le golpearon hasta quitarle las ganas. Y así los científicos continuaron cambiando los monos hasta que no quedó ninguno de los monos originales (de los que sabían que al subir las escaleras el resto eran rociados con agua fría).
Imaginaros la sorpresa del grupo de científicos cuando al intentar el mono nuevo subir a por los plátanos el resto continuó impidiendo su ascenso aun sin saber el motivo para semejante comportamiento.

La relatividad de lo imposible

En una empresa de investigación todos los días el responsable de investigación subía a ver al CEO para preguntarle en que nuevo proyecto debería trabajar su equipo. El pobre CEO, que estaba fuera de ideas, día tras día le daba largas al responsable… Una mañana el CEO pensó: «Si le doy una tarea imposible, tendré tiempo para pensar en nuevos proyectos sin que me moleste»
Y así ese día cuando el responsable subí a su despacho para pedir un nuevo proyecto el CEO le comunicó: «Necesito que desarrolles un metal que flote sobre el agua» – y respiró aliviado pensando que tendría paz para encontrar algo en lo que ponerlos a trabajar.
Después de tres semanas investigando el responsable del grupo subido un día con un metal que flotaba en el agua. El CEO sorprendido le preguntó: «¿Cómo has conseguido este material imposible?» a lo que el responsable contestó: «¡Oh! No sabía que fuera imposible…»

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